Mensaje
por german51 » 08 Mar 2008, 09:33
En otro foro puse estas aclaraciones que os pueden ayudar.
Nos dirigimos con nuestro automóvil a una estación de servicio a repostar gasolina sin plomo, y se nos plantea una duda: ¿Llenamos el depósito con la gasolina de 95 o con la de 98 octanos?. Una y otra nos ofrecen prestaciones diferentes.
Lo primero es conocer qué quieren decir estas dos cifras. El octano no es otra cosa que el indicador de la capacidad del carburante para resistir la detonación o autoencendido. Cuanto mayor es el octano de la gasolina, mayor compresión admite y por tanto se obtiene más potencia para la misma cilindrada de motor y cantidad de combustible empleado, algo que se busca en los motores de altas prestaciones tanto de calle como de competición. Así, la gasolina empleada en la Fórmula 1 está especialmente estudiada para que la combustión sea muy rápida con el fin de que el motor pueda girar muy deprisa, pero que no se produzca el autoencendido. Por eso se trata de gasolina con un índice de octano en torno a 102.
Además, las gasolinas con un elevado número de octanos producen menos carbonilla, de tal forma que el motor se mantiene más limpio, no como antiguamente donde era corriente tener que levantar las culatas para limpiar válvulas y otros elementos antes de los cien mil kilómetros.
Diferencias
La gasolina de 95 está un poco menos refinada, es más ligera y volátil que la de 98. Es el carburante de la norma europea que todo motor provisto de catalizador acepta. Más ligera, facilita las arrancadas en frío y proporciona una muy ligera ganancia en aceleración, salvo en algunos motores concebidos para un funcionamiento óptimo con la de 98.
En cuanto a la de 98, con su grado de octanos más elevado muestra una calidad superior y es más pesada que la de 95. Se adecua mejor a los motores más apretados y a una conducción más rápida o deportiva. Su mayor densidad se traduce también en una mayor capacidad energética.
La gasolina de 98, con las características ya citadas, conlleva una serie de ventajas para el usuario. Entre estas están una disminución del consumo. Se puede aplicar la equivalencia de que con cada grado de octano superior el consumo es un 1% inferior. Por tanto hay que establecer una relación entre las diferencias de precio de la de 95 a la de 98 y la diferencia de consumo que está en torno a un 3% a favor de la de 98.
La gasolina de 98 también tiene como ventaja, aunque sea casi insignificante, de uno o dos kilómetros más de velocidad punta.